miércoles, 17 de abril de 2013

PRIMITIVO CARPINTERO MOLLEJO (14-12-1944)


Natural de la Villa de Don Fadrique (había nacido en 1905) y de profesión carnicero, Primitivo fue uno de los ideólogos de la agrupación local de la Villa de don Fadrique (Toledo), localidad en la que el PCE tuvo desde los años 30 un gran arraigo, basado en la potente agrupación local de la UGT, creado en los años 20. Durante el periodo de la Guerra Civil llegó a convertirse en Alcalde de su localidad entre agosto de 1936 y junio de 1937.
A falta de casi un mes para que acabara la guerra y debido al Golpe de Casado, los cuales comenzaron a llenar las cárceles y a improvisar éstas para recluir a comunistas y sospechosos de lealtad al Gobierno de la República; Primitivo Carpintero había hecho llegar a Villa un mensaje desde la cárcel de Navahermosa donde él, junto con otros paisanos y militares, habían encerrado desde el mismo día 6 de marzo.
Acabada la Guerra Civil fue detenido el 7 de mayo de 1939 en Madrid, y pasó por diferentes prisiones como Torrijos, Ocaña, Yeserías, Porlier y Carabanchel, en cuyo cementerio fue fusilado el 14 de diciembre de 1944, a la edad de 38 años y después de haber sufrido durante cerca de seis años reiterados malos tratos, apaleamientos y las malas condiciones sanitarias. 

Fuente: Pedro Organero Ronco, investigador local autor de "La Villa de Don Fadrique durante la Guerra Civil y la posterior represión (1936-1945)

1 comentario:

Editor dijo...

Comparto con vosotros un fragmento de las memorias del que fuera fundador y ex secretario general de CCOO, Marcelino Camacho (Camacho, M.: Confieso que he luchado. Memorias. Ediciones Temas de Hoy. págs.74-78), en las que viene recogido como éste junto a Primitivo Carpintero y otro camarada, ante el golpe de Casado fueron a tratar de que el mando de la división siguiera las órdenes del Gobierno legal del doctor Negrín y los detuvieron y llevaron a juzgar a la cárcel de Navahermosa, donde se encontraba el cuartel general del VI Cuerpo del Ejército y estuvieron en cautiverio entre el 6 y el 28 de marzo, en que convencieron a sus carceleros de que la llamada <> que proponían los partidarios del coronel Casado no sería tal. De esta manera en la madrugada del 28 de marzo de 1939 se fugaron junto a dos de sus guardianes que los acompañaron hasta Madridejos. Relata Marcelino Camacho que Primitivo Carpintero conocía perfectamente la región, pues había sido delegado provincial del ministerio de Agricultura para la reforma agraria en la provincia de Toledo, de manera que se dirigieron hacia una cooperativa de campesinos que conocía en los Montes de Toledo, donde los compañeros mataron un cabrito que frieron y comieron. Una vez que terminaron de comer, continúa, se dirigieron por la parte de Madridejos hacia Alcázar de San Juan con la intención de coger algún tren que les llevara a Alicante o a Valencia y desde allí salir al extranjero. Cuando llegaron el 30 de marzo, los detuvieron a Primitivo y a Marcelino Camacho ya que los distinguieron porque llevaban el uniforme del Ejército de la República y los encerraron en un garaje de locomotoras que había en la estación con el propósito de llevarnos a los campos de concentración donde recluían a todos los soldados republicanos. De madrugada se escaparon por una ventana de cristales rotos que había en la parte de atrás del garaje y se dieron a la fuga y se dirigieron hacia Madrid. Para ello tomaron el camino de Quero en dirección a la capital, y cuando llegaron a la primera estación pasó un tren de refugiados y se subieron a él. Pero en Aranjuez, las tropas de Franco rodearon el tren y los volvieron a meter otra vez en un garaje de locomotoras del que también se escaparon por una ventana a las cuatro de la mañana. Desde Aranjuez decidieron caminar escondidos, sin acercarse a los pueblos, bordeando Pinto y Valdemoro y todos esos pueblos hasta que al anochecer avistaron Villaverde y decidieron pasar la noche en un búnquer abandonado en las antiguas líneas del frente. Al amanecer entraron en la ciudad por un puente de madera sobre el Manzanares donde no había vigilancia.