HOY HACE 76 AÑOS
MADRID, 9 DE AGOSTO DE 1940
El 9 de agosto de 1940 fue fusilado en el cementerio del Este de Madrid, en
una saca de 24 condenados, tras ser condenado a muerte en una farsa de consejo
de guerra, el tipógrafo Vicente Rueda Fernández, de 27 años, natural de Zamora.
Nacido en el seno de una familia de tradición republicana, su padre, Gonzalo Rueda Iglesias, uno de los fundadores del Partido Radical Socialista en Zamora, poseía un establecimiento de tejidos en la Plaza Mayor. En mayo de 1932, con sólo 19 años, Vicente participó en la fundación del Radio Comunista de Zamora, junto a Amado Hernández, Manuel Sobrino, Antonio Pertejo, Jeremías Sánchez, Amancio Vaquero, Carolino Fernández, Eudosio Martín, Andrés espinosa, Esperanto Luis, Manuel Rodríguez y Gabriel Fernández Llamero.
Tras el alzamiento fascista de julio de 1936, Vicente y su hermano Gonzalo consiguieron alcanzar la zona leal al gobierno de la República. Vicente participó en la defensa de Madrid, alcanzando el grado de comisario del batallón 171, "Fernando de Rosa", 3º de la 43 brigada del Ejército Popular de la República.
Tras la entrega de Madrid a Franco por la junta de Casado, Vicente Rueda, al igual que otros muchos comunistas, cayó en manos de los franquistas. En la farsa de consejo de guerra a que fue sometido, lo acusaron de haber participado en la represión contra los miembros de la quinta columna en la retaguardia madrileña, y más en particular, de haber asesinado al derechista zamorano Luis Calamita, editor del Heraldo de Zamora, que se encontraba en la zona gubernamental en el momento de producirse un golpe que su periódico apoyó con entusiasmo. La acusación contra Rueda se aprovechó para culpar al también zamorano Ángel Galarza, ministro de la Gobernación en el gobierno de la República, que con la victoria franquista marchó a un exilio del que nunca regresaría.
Este pasaje de la Causa General, al involucrar a una personalidad del PSOE como Galarza, despertó un gran interés en los medios revisionistas, empeñados en despojar a la izquierda del afán de superioridad moral que, según ellos, fundamenta la política de reparación a las víctimas del franquismo. El ultraderechista José Javier Esparza, en su libro El terror rojo en España (2007) acusó a Galarza de haber utilizado a Rueda en una venganza contra Calamita por antiguos resentimientos personales. La investigación realizada con todo lujo de medios -que no de rigor- por las autoridades franquistas en aquellos años negros no sólo le dio hecho casi todo el trabajo a Esparza para pergeñar su enésimo libro; las sobras de este aspirante a promotor de una Nueva Derecha española todavía le dieron de sí al exitoso novelista de raíces zamoranas Juan Manuel de Prada para cubrir el expediente de su columna en XL Semanal el 24 de julio de 2007. El autor de Coños, en la columna "Tres zamoranos", se refiere a Rueda como "desecho humano del bando republicano" y construye un rancio folletín en el que Rueda habría sido el instrumento de Galarza para vengarse de Calamita por el despecho derivado de un triángulo amoroso, lo que, unido al resentimiento del humilde tipógrafo comunista por el éxito profesional del editor del Heraldo, habría generado la combinación explosiva de envidia, resentimiento e ignorancia que en el universo mental de los Esparza y De Prada constituye el fundamento de la política de izquierdas.
Nacido en el seno de una familia de tradición republicana, su padre, Gonzalo Rueda Iglesias, uno de los fundadores del Partido Radical Socialista en Zamora, poseía un establecimiento de tejidos en la Plaza Mayor. En mayo de 1932, con sólo 19 años, Vicente participó en la fundación del Radio Comunista de Zamora, junto a Amado Hernández, Manuel Sobrino, Antonio Pertejo, Jeremías Sánchez, Amancio Vaquero, Carolino Fernández, Eudosio Martín, Andrés espinosa, Esperanto Luis, Manuel Rodríguez y Gabriel Fernández Llamero.
Tras el alzamiento fascista de julio de 1936, Vicente y su hermano Gonzalo consiguieron alcanzar la zona leal al gobierno de la República. Vicente participó en la defensa de Madrid, alcanzando el grado de comisario del batallón 171, "Fernando de Rosa", 3º de la 43 brigada del Ejército Popular de la República.
Tras la entrega de Madrid a Franco por la junta de Casado, Vicente Rueda, al igual que otros muchos comunistas, cayó en manos de los franquistas. En la farsa de consejo de guerra a que fue sometido, lo acusaron de haber participado en la represión contra los miembros de la quinta columna en la retaguardia madrileña, y más en particular, de haber asesinado al derechista zamorano Luis Calamita, editor del Heraldo de Zamora, que se encontraba en la zona gubernamental en el momento de producirse un golpe que su periódico apoyó con entusiasmo. La acusación contra Rueda se aprovechó para culpar al también zamorano Ángel Galarza, ministro de la Gobernación en el gobierno de la República, que con la victoria franquista marchó a un exilio del que nunca regresaría.
Este pasaje de la Causa General, al involucrar a una personalidad del PSOE como Galarza, despertó un gran interés en los medios revisionistas, empeñados en despojar a la izquierda del afán de superioridad moral que, según ellos, fundamenta la política de reparación a las víctimas del franquismo. El ultraderechista José Javier Esparza, en su libro El terror rojo en España (2007) acusó a Galarza de haber utilizado a Rueda en una venganza contra Calamita por antiguos resentimientos personales. La investigación realizada con todo lujo de medios -que no de rigor- por las autoridades franquistas en aquellos años negros no sólo le dio hecho casi todo el trabajo a Esparza para pergeñar su enésimo libro; las sobras de este aspirante a promotor de una Nueva Derecha española todavía le dieron de sí al exitoso novelista de raíces zamoranas Juan Manuel de Prada para cubrir el expediente de su columna en XL Semanal el 24 de julio de 2007. El autor de Coños, en la columna "Tres zamoranos", se refiere a Rueda como "desecho humano del bando republicano" y construye un rancio folletín en el que Rueda habría sido el instrumento de Galarza para vengarse de Calamita por el despecho derivado de un triángulo amoroso, lo que, unido al resentimiento del humilde tipógrafo comunista por el éxito profesional del editor del Heraldo, habría generado la combinación explosiva de envidia, resentimiento e ignorancia que en el universo mental de los Esparza y De Prada constituye el fundamento de la política de izquierdas.
Agradezco la información sobre mi tío Vicente, aclarando las insidiosas afirmaciones
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