lunes, 30 de junio de 2008

AMÓS ACERO PÉREZ (16-05-1941)

Nació en Villaseca de la Sagra (Toledo) el 31 de marzo de 1893. Hijo de Salustiano Acero y Aquilina Pérez Gómez. Diputado socialista, colaborador de el periódico El Socialista y alcalde de Vallecas desde 1931 a 1939. Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Madrid y dio clases gratuitas a muchos niños del barrio y a personas mayores. Salió para alicante en compañía de Carlos Rubiera y su familia. Fue detenido y procesado acusado de pertenecer a la Casa del Pueblo de Vallecas y de ser defensor de la "resistencia a toda costa", de carecer de ideas religiosas y de hacer burla y escarnio de la fé católica.


"Amós, en su juventud, era un hombre de presencia elegante y distinguida....era un hombre delgado y de mediana estatura; su cara reflejaba sus hermosos sentimientos y su noble manera de ser; en sus ojos de color oscuro, se veía lealtad, inteligencia y dulzura; ojos que sabían apreciar la belleza en todo lo que veían; tenía un nervioso y fuerte temperamento.... ; Amós tenía una magnifica oratoria y una voz clara y sonora.... era un hombre muy simpático con un corazón sincero y lleno de ternura...en el fondo era un romántico de grandes ideales y sueños....;su sinceridad y conocimiento de cosas y hechos, hacían de él una persona muy atractiva para todos cuantos le trataban...su gran sensibilidad, le hacía sufrir muchas veces, porque le hacía ver que no todo era honrado en los hombres y en muchos de los cuales había creído sinceramente...; siempre había en sus labios una palabra de conmiseración y cariño para aquel que la necesitaba...". Así, desde la añoranza y la melancolía de los que saben haber perdido un ser querido, describía su hija Dolores (Lolita, como Amós la llamaba), penúltima de un fructífero matrimonio de cinco hijos, a su padre, primer alcalde democrático y socialista de Vallecas. "Amós era un hombre muy valiente y seguro de sí mismo, con un alma pura, noble y llena de bondad; tenía una gran personalidad y jamás podré olvidarle"; y así, desde la frialdad y la monotonía, de los que saben que un ser querido va a morir, lo definía el sacerdote que habló con el último alcalde democrático y socialista de Vallecas antes de que con los ojos destapados por propia voluntad, acudiera a su encuentro con la muerte delante de un pelotón de militares franquistas, como tantos otros compañeros. Amós nació el 31 de Marzo de 1853 en Villaseca de la Sagra, un pequeño pueblo de Toledo ribereño del Tajo, río del cual dependían numerosas familias de la región, entre ellas la que nos ocupa. De este modo, pronto nuestro personaje se convirtió en improvisado y obligado pescador de agua dulce, para traer a casa lo justo para mantener a toda la familia, humilde linaje que a lo largo de su historia tantas calamidades pasó. Pronto, y con el dinero prestado por un amigo del pueblo, sació sus ansias de aprendizaje pudiendo acudir a Madrid a estudiar lo que él más deseaba: magisterio. Ser un hombre de provecho, de carrera, todo un reto que Amós se había planteado desde sus años de juventud. Quería ser maestro de niños, según él "una de las mayores ventajas de la vida, para empezar a conocer el alma y el corazón humano"; para conseguir una sociedad más justa e igualitaria había que enseñar nuevos valores a personas que posteriormente los pudieran desarrollar. Pero Amós, tras el día más feliz de su vida, el de su graduación, tuvo que seguir pescando en los períodos de tiempo que no tenía trabajo, para así ayudar a su padre a mantener a la familia en los tiempos de carestía. Amós encontró una improvisada profesión de la que adquirió gran sensibilidad con las personas, farmacéutico. Este trabajó lo desarrolló en Villaseca, Valdepeñas (donde conoció a su mujer Dolores) y en la céntrica calle Barquillo en Madrid. Este empeño, como he reseñado, marca un punto de inflexión en su vida. Allí conocía de primera mano los problemas que le contaban sus clientes y se fue labrando una fidelidad y reputación incontestable de todos los vecinos, los mismos que eran constantemente ayudados por Amós desde su puesto en la farmacia. Por estas causas Amós comenzó a leer libros de política, poco a poco empieza a acudir a las asambleas del partido, afiliándose al Partido Socialista y a las Escuelas Racionalistas en 1927. De esta forma se introdujo de lleno en los problemas que aquejaban al pueblo "y a la humanidad". La plaza que tanto había soñado Amós le llega de la mano del Partido Socialista que le ofrece trabajar como maestro en la Escuela Pablo Iglesias situada en la calle del mismo nombre. Es entonces cuando decide trasladarse a Vallecas (primero a la calle Doctor Salgado y posteriormente a Juan Navarro, tras su elección como Alcalde). Las primeras palabras a su llegada a Vallecas se las dirigió a su mujer: "¿Sabes que me gusta lo que hemos visto al entrar en este pueblo? Siento dentro de mí un regocijo extraño. Tengo la impresión de que me va a gustar vivir aquí". Se propuso estudiar en sus ratos libres para llegar a ser un buen político, sentía la necesidad de ser útil al pueblo, a la gente que le rodeaba. Ese mismo pueblo fue el que democráticamente, con legitimidad de origen por tanto, decidió nombrarle Alcalde, ya con el advenimiento de la II República el 14 de Abril de 1931. La honestidad y la claridad política de la que hacía gala Amós, NUESTRO Alcalde, quedó probada cuando recién investido dio órdenes de no aceptar ningún regalo; no quería que le pidieran la devolución de los mismos en forma de favores traicionando de esta forma su conciencia. "


Certificado de defunción de Amós Acero Pérez.



Sumario nº 48.803

(Fuente vallecastodocultura.org)

75 años de la muerte de Amós Acero, primer alcalde democrático de Vallecas (vallecasweb.com)


Carta de capilla:

Mi esposa e hijos adorados:
Estoy viviendo las ultimas horas de mi vida y mi alma se va tras de vuestro recuerdo para llevaros toda la grandeza de mi cariño.
He tenido mala suerte; no ha servido la limpieza de mi vida y la nobleza de mi ejecutoria para impedirlás este desenlace de dolor y de lágrimas.
Me voy del mundo con la satisfacción y el orgullo de haber cumplido con mis deberes, sin daño ni quebranto de nadie. Sembré el bien por doquier hasta entre mis adversarios. La vida me recompensa así. Me siento orgulloso de encontrarme superior a los demás. Sentid también vosotros este digno orgullo mío, y que él sea el lenitivo que enjugue vuestras lágrimas y ahuyente vuestra pena.
No me duele morir, siendo inocente. Lo doloroso seria morir culpable.
Ya no podré pagaros con mis sacrificios y mis ternuras, la abundancia de cuidados y abnegaciones que en mí habéis derrochado. Pero este deber que con tal sublimidad habéis derrochado Dios y la vida os lo recompensaran.
Dolores, hijitos; no lloréis, no sufráis. Lo irremediable no debe haceros penar. Cuídate, no estás bien y los hijitos te necesitan ahora más que nunca. Bésalos por mí, tanto como yo les hubiese besado; erais el cariño y la preocupación más honda y dulce de mi vida.
Continúa su educación llevándolos siempre por la senda de la honradez, dignidad y nobleza por la que ya caminan impulsados por la ejemplaridad de nuestras vidas sencillas.
Solo por vosotros me cuesta tristeza abandonar la existencia y un dolor infinito me acongoja el pensar en los días que os esperan. Pero ¡animo y valor!. Ya vendrán para vosotros y para todos días mejores y mi nombre de sacrificado recuperara el rango moral que me pertenece y que no habrá logrado manchar nadie. Todo este pueblo me conoce y sabe que mi corazón solo tuvo capacidad para el bien.
Adivino el sentimiento general que producirá mi sacrificio en ese pueblo tan poco comprendido y mal interpretado por algunas gentes. Vaya también para él, mi amorosa despedida.
Muero por haberle servido, no en sus violencias ni en sus pasiones posibles, sino en sus humanas apetencias y justas necesidades. Mi obra, mi nombre y mis sueños, ahí quedan. no ignorados ni aun entre los adversarios que tan ligeramente han dado margen a este desenlace.
Oye, Dolores. En este instante supremo, como estimulo para morir orgulloso de mí mismo, vienen a mi memoria todas aquellas instrucciones hijas de mi iniciativa merced a las cuales sembré con entusiasmo entre tantos desvalidos, el lenitivo para sus dolores, la saciedad de su hambre, la moralidad a su conducta y el freno a sus pasiones. Esto me hace estar contento de mí mismo en esta hora suprema de mi vida. ¿Y mis niños de las escuelas? Trozos de corazón que fui dejando en mi camino.
Hijitos, imitadme siempre en mi conducta para con todos. Perdonad como yo les perdono, hasta a quienes os quitan mi amparo, mi cariño y os arrancan las más dolorosas lágrimas de vuestro vivir.
Gonzalo, estudia y trabaja, hijo mío. Por mama, por tus hermanos, por ti. Se digno de Serafina siempre y piensa que por sus virtudes y su abnegación yo la hubiera llamado con satisfacción, mi hija muy querida.
Amosito, quiero que estés sereno y sufras el dolor de mi muerte, con el estoicismo prudente y digno, con que yo vivo mis últimos instantes. Llevaos bien todos los hermanos, como hasta ahora y mimad a mama, cuya situación actual tanto lo necesita.
Lolita, mi hijita. Se siempre digna, limpia y honesta como eres. Estudia, lee y aprende. Así honrareis la memoria de papa y todos os seguirán queriendo como hasta aquí.
Paquito, hermoso. Yo sé que me necesitabas como todos, para completar vuestra formación personal y profesional pero ya que yo falte, obedeced a mamá, y a ese puñado de nobles amigos, entre los que hallareis consuelo, ayuda moral y dignos y saludables consejos.
Mi Aurorita, mi vida. Ya no serás como decías "la niña de mi vejez", pero te queda mamá y los hermanitos. Apoya en ellos tu cariño y tu ilusión.
¡Cuánto os quiero a todos! ¡Cuantos besos y ternuras me llevo en el alma, sin poder expresarlas y enviároslas de hecho como testimonio de mi cariño inmenso!
Tened todos en vuestra pena la dignidad y la prudencia más exquisitas y tened la seguridad y la esperanza de que la Justicia Eterna, velara por vosotros y por todos hoy y en el porvenir.
Conste que estoy tranquilo a pesar de que os pierdo y de que confiado, más en la situación serena de mi conciencia que en la justicia de los demás, llegué a creer como me decíais en la conmutación de mi condena.
La suerte no lo ha querido. ¡Cúmplase la voluntad de lo Alto y que Él demande a quien corresponda la responsabilidad moral de mi muerte.
Constante, hermano querido, no decaiga tu ánimo ni tu ilusión de vivir. Te necesitan todos; los tuyos y los míos, que desde ahora son tuyos también. Te instituyo heredero de mi paternidad, para guía y amparo de mis hijos. A la hermana, ¡pobrecita! Qué tenga mejor suerte que hasta ahora y vea pronto con ella a sus hijos y a su pobre marido. Yo voy a unirme con nuestros viejos y con nuestros hermanos.
Consuela a Dolores y a mis hijos. Que no me lloren Que me recuerden y me imiten en la conducta moral que mi vida señala
A Sotillos, Feli, Fina, Anita y familia; a la abuela Petrilla, Maldonado. A Juliana, tus hijos, Miguel. A todos con mi despedida eterna, les envío gratitud cariño, cuanto puedo dar en esta hora póstuma de mi vida.
¡Cuantas cosas os diría! Sois mi vida mi mayor asidero a ella. No sufráis y sed como fui con todos, hasta con los adversarios y si algún día mis restos pueden descansar eternamente en Vallecas, llevadme a su cementerio y así estaré cerca de lo que tanto quiero y del pueblo en cuyo servicio rindo el tributo de mi vida.
Adiós a todos y para siempre. En el último fulgor de mi vida corresponder al ultimo adiós a vosotros amados míos.
Os envío como ultimo testimonio de cariño, mis besos más puros más amantes más dignos de la pasión nobilísima que vuestro recuerdo inspira a mi corazón.
Dolores, hijitos, no sé como terminar, aun no creo que estas son mis ultimas palabras y sin embargo así es. Que la suerte os haga leve esta pena y la vida os depare motivos de pronto y eficaz consuelo. Yo os bendigo y os despido para siempre, queriendo dejaros en estos renglones todo lo bueno, todo lo mas amante de mi ser, para que viva eternamente entre vosotros y sea vuestro amparo y vuestro consuelo en los días más amargos del futuro. Y en la aurora de paz y de justicia que ha de llegar para nuestra amada patria y para vosotros los que sin culpa ni motivo, recogéis esta cosecha de pasiones y este quebranto incomparable.
¡Adiós, adiós todos, alma de mi alma, millones de besos y ternuras de este infortunado que os adora y ve acercarse el momento de morir. Sed buenos. Hasta la eternidad
Amós

Amós Acero, una vida por Vallecas (Cástor Bóveda. Ediciones de La Torre) 

ROMÁN FRANCISCO APARICIO PÉREZ (23-11-1939)


El Ayuntamiento argandeño, en colaboración con la Universidad de Alcalá de Henares y gracias a la excelente labor desarrollada por el Archivo Municipal, ha editado “El cuaderno del maestro”. En él se recogen los trabajos elaborados entre 1922 y 1932 por alumnos de la escuela argandeña del profesor Román Aparicio al que se homenajea con esta obra personalizando un reconocimiento que se hace extensible a todos los buenos maestros que han puesto su saber al servicio de la enseñanza. La Universidad de Alcalá de Henares fue el marco en el que se presentó “El cuaderno del maestro” y la exposición “La escuela de la memoria”, que acompaña a la publicación trasladándonos a las aulas de comienzos del siglo XX. Allí se dieron cita, docentes argandeños, responsables políticos, profesionales de la enseñanza universitaria y de la investigación, y la familia de Román Aparicio, el que fuera maestro de la Escuela nº2 de Arganda. En la presentación tomaron parte el rector de la Universidad alcalaína, Virgilio Zapatero; el alcalde de Arganda, Ginés López; y el catedrático de Historia, Antonio Molero. Además, junto a ellos se encontraba el director del Archivo Municipal argandeño, Julio Cerdá, responsable en buena medida de la edición de estos trabajos escolares en homenaje al fallecido maestro de la localidad. ROMÁN APARICIO Cerdá es el encargado de resumir en unas cuantas líneas la vida del ilustre maestro que quedó en la memoria de muchos argandeños. Su nombre completo era Román Francisco Aparicio Pérez y nació en Ciempozuelos en 1892. Su padre, Francisco, y su madre, Esperanza, fueron también profesores en la localidad y a ellos se unió en 1919 tras completar su formación en la Escuela Normal de Maestros de Toledo y tener un primer contacto con la labor pedagógica en Ciudad Real y Guadalajara. Román Aparicio consigue ser titular de la Escuela Unitaria de niños nº2, una escuela ubicada en la calle Tiendas en la que se encontraban matriculados unos 125 alumnos de diferentes edades, que compartían aula y cuadernos. Los principios de la “Escuela Activa”, una renovación pedagógica que comenzó extenderse en las primeras décadas del siglo XX guiaron su magisterio que se vio enriquecido con su conocimiento de la “Escuela nº10 de Bruselas, un centro de referencia de la época”. Se podría decir que su viaje de aprendizaje y enriquecimiento por Francia y Bélgica, no sólo repercutió en los alumnos en los conocimientos y el modo de mostrarlos de su profesor, sino que además supuso un hermanamiento de ambas escuelas. La práctica de la enseñanza de Román Aparicio supondría siempre una corriente de aire innovador alejada de la rigidez que podía caracterizar a otras escuelas de la época. INNOVACIÓN DENTRO Y FUERA DEL AULA Como explica el Rector de la Universidad de Alcalá, Román Aparicio mantuvo a lo largo de su vida un compromiso con una enseñanza viva, eficaz y esencialmente educadora. Tenía un “único objetivo, el acostumbrar al niño a la observación, al razonamiento y a la reflexión, enseñándole a aprender por sí mismo, haciendo de la escuela un privilegiado espacio de convivencia; introduce actividades libres para desarrollar la imaginación, el espíritu de iniciativa y la creatividad, siendo además la tolerancia una de sus virtudes importantes”, añadió Zapatero. “Se trata de un hombre capaz de romper, con una audacia desconocida hasta el momento, las rígidas y anquilosadas formas de educación existentes de la época en al que vivió”, explicó el alcalde argandeño. “Román Aparicio buscaba el acercamiento de los niños a la vida, descubrirles el mundo a través de, por ejemplo, una simple fórmula matemática, de unas coordenadas geográficas, de la observación del milagro de la naturaleza que sostiene nuestras vidas”, dijo López. En el aula de Aparicio existía la coeducación, tanto él como un amigo habían decidido que las niñas podían compartir pupitre con los niños y sus hijas asistían a sus clases. “Los juegos educativos, los trabajos en grupo en forma de talleres y los cuentos vivos”, con los que se fomentaba el desarrollo de la imaginación de los alumnos, eran parte de sus técnicas; sin olvidar que ya puso en práctica lo que ahora conocemos como actividades extraescolares. Este maestro se implicó en la vida del municipio junto a sus alumnos. Creó una Sociedad Local de Deportes, puso en marcha una Biblioteca, intenta organizar conferencias, realiza exposiciones escolares, inicia una caja postal de ahorros, organiza representaciones teatrales, pone en marcha una instalación pluviométrica de donde los chavales recogen datos para los agricultores y abre un pequeño museo “donde consigue reunir una notable muestra de productos locales que sirven como instrumento de trabajo en las lecciones de las cosas”. RECONOCIMIENTO Y POLÍTICA Román Aparicio fue bien entendido por sus compañeros de profesión. Inspectores y responsables educativos alabaron su trabajo, mientras que su criterio vanguardista provocaba la incomprensión por parte de las autoridades y los poderes locales, y de algunos que no dudaban en plantear denuncias, por lo general anónimas, que la inspección resolvía a su favor. Como muestra del apoyo que recibía por parte de la profesión se encuentra el premio otorgado por la revista “El Magisterio español” a Aparicio y a sus alumnos en un concurso nacional en el que compitieron los trabajos elaborados por los escolares. Desgraciadamente, el futuro de este ejemplar maestro, como la de tantos otros españoles, se vería truncado por el inicio de la Guerra Civil española. Años antes, Román Aparicio se había significado políticamente como presidente de la agrupación local de un partido muy ligado a la Institución Libre de Enseñanza, el Partido Republicano Radical Socialista, como explica Julio Cerdá en el relato contenido en “El cuaderno del maestro”. En 1937, en plena guerra, el profesor dirige la primera campaña contra el analfabetismo en la comarca y se convierte en Inspector Delegado de Enseñanza Primaria en 18 pueblos de la zona. Coincidiendo con el final de la guerra, Aparicio llegó a ser presidente local y consejero provincial de Izquierda Republicana, el partido que impulsara Azaña. Al terminar la contienda, el maestro es encarcelado en el Colegio Calasancio de los Padres Escolapios, en la calle General Díaz Porlier de Madrid. Allí, ocupa sus últimos días de vida en enviar a su hijo pequeño, Román, textos e ilustraciones con las que continuar su enseñanza. El 23 de noviembre de 1939 es fusilado. Semanas después, ya demasiado tarde, un documento habla de la conmutación de su pena. “Por muchos años que pasen seguiremos siendo deudores de aquellos maestros que, como Román Aparicio, entregaron su vida en su firme compromiso por defender un modelo de enseñanza avanzado y progresista”, comentó el rector alcalaíno. “Estábamos estudiando y vinieron unas señoras y un señor que enseguida vimos que era el señor inspector. Luego pidió el diario y lo vio y dijo que estaba muy bien y le gustaron las cartas que enviamos a la Escuela 10 para la Fiesta de San Nicolás y también los resúmenes de los clásicos y nos dio la enhorabuena por lo que sabíamos y por el maestro que teníamos, nos dijo que era el mejor de España y que le quisiéramos mucho y lo conserváramos pues no podía haber otro mejor. Todos estábamos muy contentos. Además, dice que va a pedir una Real Orden para premiar a don Román y que iba a ver si podía premiarnos a nosotros llevando un grupo con nuestro maestro y él a Bélgica a ver a nuestros amiguitos de ese país. Ahora estamos deseando de salir para decirlo por todo el pueblo y que sepan que don Román, mi maestro, es el mejor y eso ya lo sabíamos nosotros”. Relato de uno de los alumnos de Román Aparicio tras la visita de la inspección educativa. “Aprovechando los jueves de las tardes agradables de invierno y las deliciosas de primavera y algunas mañanas, la escuela se desplazaba allí donde convenía para desarrollar el plan trazado de antemano, que bien pudiera ser: a.- para realizar prácticas de agrimensura como puro entretenimiento útil, que pronto fue solicitado con fin determinado por algún familiar de los niños. b.- para la enseñanza de la geografía local y regional, poniendo en actividad la observación de accidentes y fenómenos. c.- visitas a fábricas, canteras, etc, para satisfacer la curiosidad natural, acrecentar la formación intelectual y suscitar problemas económicos. d.- para hacer amar el campo y llevar sentimientos de admiración y cariño hacia la gente que le trabaja. e.- como necesidad higiénica. f.- para poner al niño en contacto con la naturaleza que tantas bellezas encierra, procurando como pedía R. Tagore, que el niño la contemple libre y no encerrado durante los más bellos años de su vida”. El maestro Román Aparicio programaba en aquella época lo que hoy se conoce como actividades extraescolares.

COLEGIOAPARICIO 

JULIA CONESA CONESA (05-08-1939)

Natural de Oviedo, hija de José y de Dolores. 19 años. Modista. Durante la guerra trabajó como cobradora de tranvías. Se afilió a la JSU a finales de 1937. Fue una de las jóvenes conocidas como las "Trece Rosas".


"Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Cuidar a mi madre. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente.

Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada.

Adiós, madre querida, adiós para siempre.

Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar.

Julia Conesa

Besos para todos, que ni tú ni mis compañeros lloréis.

QUE MI NOMBRE NO SE BORRE EN LA HISTORIA."

JOSÉ SERRANO BATANERO (24-02-1940)


Natural de Cifuentes (Guadalajara) Hijo de Félix y Epifania. Abogado. Fue fusilado en Madrid el 24 de febrero de 1940, tenía 60 años.
“Serrano Batanero era conocidísimo en Madrid, donde se dedicaba hacía muchos años al ejercicio de la abogacía. Defensor en varios procesos famosos a lo largo de nuestro siglo, era uno de los tres o cuatro criminalistas célebres de España.(...)Su actitud ante los jueces fue sencillamente magnifica, la propia de un hombre de derecho. De acusado se convirtió en acusador negando a los jueces, por rebeldes, la facultad de juzgarlo a él, que había seguido fiel al gobierno de la República, que era la expresión inequívoca de la voluntad popular.”

Fuente: Archivo Amaro del Rosal. Fundación Pablo Iglesias.

Festival celebrado en los cuarteles de Vicálvaro. Serrano Batanero junto a Henche y Miaja.
Foto AGA
"De los primeros meses quedaba en la cárcel el recuerdo de la dignidad dejada por el ya fusilado don José Serrano Batanero, el conocido abogado republicano. Ocasión hubo en que un guardia- ni siquiera funcionario- llego gritando por "Serrano Batanero". Ante la inutilidad de su indagación, el recluso jefe de sala insinuó al demandante la conveniencia de comenzar por "don José". así cuando el guardián declinó el nombre y apellidos precedidos de la partícula de respeto a la que como hombre de carrera, cargo y ciudadanía tenía derecho don José, se levantó éste y se presentó. Al sentir más tarde la hora de su saca se cortó un mechón de cabellos que entrego a un amigo próximo a fin de que lo hiciera llegar a su hija."

Fuente: Triunfo digital.

Comisión presidida por Serrano Batanero, entre los asistentes, Clara Campoamor.
Madrid 1937. Serrano Batanero junto a miembros de la comisión europea, sobre los tejados del Museo del Prado, en los días previos a su evacuación
El estallido de la Guerra Civil llevó a Serrano Batanero a significarse más profundamente con el pueblo. A comienzos de 1936 había sido nombrado Consejero permanente de Estado, y tras aquel vendrían otros, entre los que figuraron el de Presidente del Comité Directivo de la Confederación Española y del Instituto de Crédito de las cajas generales de Ahorro, cargo del que dimitió a comienzos de 1937 para pasar a ocupar un cargo de concejal en el Ayuntamiento de Madrid, presidido entonces por Rafael Henche de la Plata. En meses sucesivos sería Consejero Delegado de Tranvías; Consejero de Cultura; Consejero del Monte de Piedad… Y en función de tales cargos, así como por sus indudables dotes oratorias, recorrió los frentes madrileños de la guerra dando charlas, rechazando, cuantas veces se le propuso, ocupar ministerios. Formando parte junto a otros conocidos abogados, entre ellos Victoria Kent, del comité de “Abogados Antifascistas”, entre otras muchas asociaciones siendo, desde su cargo en el Ayuntamiento de Madrid, uno de los responsables de la protección y evacuación del Museo del Prado, al tiempo que ejerció de anfitrión a las delegaciones extranjeras que por aquellos días visitaron Madrid.
En ningún momento, ni antes ni después de la guerra, mostró deseos de abandonar Madrid. Tampoco quiso marchar al exilio cuando la guerra estuvo perdida para los republicanos, no oponiendo ninguna resistencia a su detención, al término de aquella.

1938. Visitando los frentes de guerra
Fue juzgado en consejo de guerra acusado de “auxilio a la rebelión”, puesto que no se le pudieron probar otro tipo de delitos, encargándose de su propia defensa y dirigiéndose a los miembros del tribunal que lo juzgaba como “señores rebeldes”, haciendo una alocución en la que con los códigos militares en la mano demostró a sus juzgadores que ellos eran quienes debieran enfrentarse al tribunal.Y entendiendo que aquellos habían cambiado las leyes para juzgar a sus adversarios, y sintiéndose por tanto él mismo adversario de quienes lo juzgaban, solicitó su propia pena de muerte, para vergüenza de quienes habían jurado defender las leyes por su honor de militares, convirtiéndose en traidores de su propio juramento. Admitiendo haber cometido el delito de ser leal a la legitimidad republicana que ustedes como golpistas han mancillado.En ningún momento consintió que se dirigiesen a él sin anteponer el “don”, como le correspondía por sus estudios, nombramientos y títulos. 

Contrajo matrimonio en Durón, el 24 de septiembre de 1911, con Esperanza Serrano Monserrat, con quien tuvo tres hijas, de las que únicamente una le sobrevivió ejerciendo en Madrid el mismo oficio de abogado que su padre.

Aquella madrugada en la que se lo llevaron camino de las tapias del cementerio del Este de Madrid desde la cercana cárcel de la calle de Torrijos (hoy calle del Conde de Peñalver), donde dejaría su vida, podemos imaginar que escribió su última carta. Aquella que pudo titular “Cuando el alba me alcance”: Cuando el alba me alcance nada tendrá importancia y todo estará perdido, o quizá sea el comienzo de algo nuevo. De cualquier modo habré mantenido, hasta ese momento, mi dignidad.

-Muy arrogante es usted. Una lección de humildad cuando tan escaso tiempo le resta en este mundo y tan poca vida le queda no le vendría mal. Habrá que ver si tan gallito se sostiene dentro de…– se han atrevido a decirme cuando me han comunicado que al alba ha de ser. Dentro de unas horas, no importa cuántas, pues el tiempo se me detuvo el mismo día en el que a la libertad del pueblo le pusieron cadenas.Extraño puede resultar a quien lo lea, y desconcertados quedaron los miembros del Tribunal  rebelde que me juzgó; en el fondo solicitar mi condena era acusarlos a ellos, a los sediciosos, a los rebeldes, de todas y cada una de las condenas inocentes que una tras la otra comenzaron a cargar sobre sus espaldas desde ese, dichoso para ellos y adverso para los españoles de corazón libre, primero de abril de 1939. Tanta sangre derramada en la inocencia… Los veía, a mis jueces, como personajes de un espectáculo de títeres sin escrúpulos, con hambre y sed de venganza. Por ello, y en bandeja, les ofrecí mi vida.-Es por ello, señores rebeldes de este dignísimo Tribunal que no me cabe mayor desagravio que el de solicitar, como así lo solicito, la pena de muerte. Una vez más, perdí la cuenta de las que lo hicieron a lo largo del proceso, fui llamado al orden, a su orden - Se le advierte que de continuar con su desacato…- No pueden considerar desacato, señores rebeldes de este digno Tribunal, que me dirija a ustedes como rebeldes, pues ustedes se alzaron en rebeldía contra el Gobierno legalmente constituido. Satisfacción personal acusar de rebeldía a quien me acusaba de auxilio a la rebelión, cuando no hice otra cosa que mantenerme firme en la convicción de servir al pueblo y Gobierno elegido por él. Tampoco mis quejas les importaban demasiado, pues en su ánimo estaba que la representación teatral, queriendo dar legalidad a un proceso judicial que no la tenía, concluiría en condena. Y la sentencia concluyó con la condena a muerte. Por garrote vil, como castigo a mis reiterados desacatos, según ellos. Ratificando que sí, que en su último ánimo se encontraba la venganza. Su venganza cristiana en el nombre de Dios y del nuevo orden jurídico e institucional formado tras su llamada Cruzada de Liberación Nacional. 
José Serrano Batanero
Al venir a notificarme el inmediato cumplimiento de la sentencia escuché que alguien pronunciaba mis apellidos, sin más
-¿Serrano Batanero? He clavado mis ojos en quien me buscaba
-Si es al Excelentísimo Señor Don José Serrano Batanero a quien busca…. No tiene usted por qué apearme tratamientos. Tengo el de Excelentísimo Señor en base a los cargos que desempeñé a lo largo de mi vida, y tengo el Don como precedente a mi nombre, puesto que me doctoré en Derecho. Pueden ustedes arrebatarme la vida, pero nunca mi dignidad, son mis carceleros, pero ello no les exime de guardar las reglas de la formal educación. 
Y en ese afán de mantenerse en su rudeza, tras unos instantes de duda, me replica: 
- Es igual, Señor, Excelentísimo, o como usted lo quiera. Le traigo la notificación del cumplimiento de sentencia. De madrugada será fusilado. 
Al leer la notificación me llevé una grata sorpresa. El dignísimo Tribunal de rebeldes que ordenó mi muerte me conmutaba la pena de garrote por el fusilamiento junto a las tapias del cementerio del Este, en la madrugada del frío Madrid. Todo un detalle. El garrote es arma contra criminales, y nunca lo fui. Me duele conocer que tendré compañeros de viaje, don José Gómez Osorio, don Ricardo Zabalza y un joven, condenado por anarquista quien, en su pesadumbre, no ha sido capaz de pronunciar su nombre.
-Entereza muchacho –me he atrevido a decirle al conocer que se encontraba en idéntica situación a la nuestra-, la muerte puede ser una tragedia si se la teme. Una victoria si, enfrentándonos a los verdugos, la miramos avergonzándolos a ellos. 
El delito de mis compañeros de viaje, de don José y de don Ricardo, el mismo que el mío, la oposición al Movimiento, su movimiento, desde nuestros diferentes cargos. Don José, Gobernador civil de Madrid en los meses previos a la derrota. Don Ricardo, líder del Sindicato de Trabajadores de la Tierra. A don José le han permitido despedirse de su hijo Sócrates, que aguarda destino en nuestra misma prisión, celda contigua a la nuestra. Se hace larga la espera, hasta que alguien llega y pronuncia el nombre:
-Excelentísimo Señor Don José Serrano Batanero…
Escucho el sonido ronco del motor del vehículo aguardando, y ese marcial marcar el paso de quienes dispararán sus armas sin preguntarse contra quien lo hacen, ni por qué, para no ensuciar sus conciencias más de lo que están…
Los fusiles se dispararon sobre las tapias del cementerio del Este, en Madrid, la madrugada del 24 de febrero de 1940. Don José Serrano Batanero, que acababa de cumplir 60 años de edad, había nacido en Cifuentes en 1879, hijo de Félix Serrano Sanz y de Epifania Batanero Palafox, y no permitió que le vendasen los ojos.

Fuente: Tomás Gismera Velasco (henaresaldia.com) 





CAYETANO REDONDO ACEÑA (21-05-1940)



Alcalde de Madrid. Diputado en las Cortes, Tipógrafo y Periodista. Destacado defensor del uso del esperanto.
Cayetano Redondo era, según quienes lo conocieron, una persona entrañable. Periodista de profesión, conocía bien el oficio en sus múltiples facetas, empezó como tipógrafo, fue redactor y llegó a ser director de El Socialista. Militante de las Juventudes Socialistas, de la UGT y del PSOE mantuvo una posición política próxima al socialismo moderado, algo difícil en una época de grandes convulsiones sociales y de posturas radicales. Al final de la guerra civil fue fusilado y como tantos otros quedó en el olvido.
Provenía de una familia de origen humilde, su padre trabajaba como ordenanza -o portero- en el Alcázar de Segovia y allí nació el 7 de agosto de 1988; en 1892 se trasladaron a Madrid asistiendo Cayetano a las Escuelas Pías de Lavapiés; al ser el mayor de tres varones tuvo que empezar a trabajar con 14 años, comenzando en una sastrería y luego en una imprenta. En 1904 empezó a estudiar tipografía, siendo alumno modelo de Juan José Morato y de Matías Gómez Latorre en la Escuela de Aprendices Tipógrafos de la Asociación General del Arte de Imprimir creada por Antonio García Quejido, obteniendo siempre primeros premios y felicitaciones del Jurado.
Se casó en 1913 con Asunción Martín, con quien tuvo tres hijos y una hija. En 1917 trabajó como oficial cajista de la imprenta del Ministerio de Fomento, en 1921 ingresó en la Asociación de la Prensa de Madrid y por entonces ya era redactor del El Socialista, diario al que dedicó 13 años de trabajo, escribiendo comentarios, reseñas e informaciones y ayudando a levantar un periódico sumido en una crisis profunda ya que después de los hechos revolucionarios de 1917 se vio reducido a apenas una hoja con una tirada de 1.500 a 2.000 ejemplares. Con el esfuerzo tenaz de un grupo de socialistas se remontó la crisis llegando en 1920 a 15.000 ejemplares diarios –los extraordinarios del Primero de Mayo alcanzaban cifras muy superiores llegando en 1925 a 89.000 ejemplares–. El diario llegó a contar con colaboraciones de conocidos dirigentes como Pablo Iglesias, Julián Besteiro, Antonio García Quejido, Indalecio Prieto … y escritores, filósofos o profesores como Ramón Pérez de Ayala, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Pedro Dorado Montero, Joaquín Dicenta … Cayetano trabajó como redactor desde junio de 1918, como redactor-jefe desde 1925, fue subdirector en 1927 y director desde marzo de 1930 a junio de 1931; en 1933 pasó a dirigir el Boletín de la UGT, también fue director de Renovación (órgano de las J.S. desde 1931 a 1936), director de El Trabajo (órgano de la Sociedad de Albañiles) y de La Edificación (órgano de la Federación Local de la Edificación de Madrid). Hay que destacar su natural modestia al no firmar sus artículos en ninguno de los periódicos que dirigió, y por otro lado, hay que decir que El Socialista durante muchos años apenas pudo pagar a sus redactores. Al mismo tiempo y desde 1931 trabajó como oficial auxiliar de Artes Gráficas en el Instituto Geográfico Catastral y Estadístico.
Desde joven tuvo una intensa actividad política como sindicalista en la Asociación del Arte de Imprimir y en la Federación Gráfica Española; se incorporó en 1904 a las recién fundadas Juventudes Socialistas de Madrid –JSM–, escribiendo los primeros manifiestos dirigidos a las mujeres y en contra del alistamiento militar de los jóvenes; suyo es el famoso manifiesto de 1909 contra la guerra de Marruecos; llegó a ser Presidente de las JSM y en 1910 entró en el Comité Nacional de la Federación de las Juventudes Socialistas de España –JSE–, siendo su Presidente en 1925.
“Buen escritor y orador claro y profundo, sin latiguillos y arengas al viejo estilo, daba siempre una sensación de serenidad y un sentido de respeto para las ideas ajenas, que le granjeaban la estimación de propios y extraños. Se puede decir en justicia que nuestro querido compañero no dejó tras de si ni odio ni rencor”, dice de él Andrés Saborit, “…Redondo era la modestia personificada. Sin afanes polémicos pasó por los cargos que desempeñó con la mayor sencillez y como si su principal obsesión fuera la de no herir susceptibilidades ajenas. En todo fue bueno, cordial, humanitario y sentimental”.
Fue elegido concejal por el distrito de Chamberí de Madrid en 1931, en las elecciones que trajeron la república, en unión con Fernando Coca y Niceto Alcalá Zamora, desempeñando los cargos de concejal-delegado de asistencia social y teniente de alcalde por el distrito de Universidad. El 28 de junio de 1931 fue elegido diputado por Segovia para las Cortes Constituyentes de la Segunda República Española por el Partido Socialista, siendo miembro de la comisión de presupuestos, de la comisión de investigación de los sucesos de Sevilla del 30 de julio de 1931, ponente de la de instrucción pública y designado para recibir al Gobierno Provisional en la sesión de apertura de las Cortes el 14 de julio de 1931, terminó la legislatura el 9 de octubre de 1933.
En 1921 la familia vivía en el Paseo de la Dirección 25; en este edificio también viviría poco tiempo después Wenceslao Carrillo; los hijos de ambos eran por entonces compañeros de juegos aunque en el futuro se distanciarían políticamente, especialmente Mariano, el segundo hijo de Cayetano; Mariano se casaría con Paz, la hija del dirigente socialista Manuel Muiño Arroyo, también diputado en las Cortes de 1931 (por Badajoz), miembro de la Comisión Ejecutiva de la UGT en 1933 y de la Comisión Ejecutiva del PSOE durante el exilio de 1948 a 1970 y de la UGT de 1948 a 1971. En 1928 la familia se trasladó a Gonzalo de Córdoba 14.
Lector y estudioso empedernido desde joven “…sus ojillos de miope todo lo registraban y su cerebro todo lo anotaba. Aprendió francés, que hablaba y escribía. Aprendió Esperanto y se carteaba con socialistas de Japón, Finlandia, Austria y otros cien países de la Tierra”(1). Fue un activo esperantista, fundando en 1928 el Grupo de Trabajadores Esperantistas y manteniendo su compromiso con el esperanto en las Cortes, junto a Francisco Azorín Izquierdo y Rodrigo Armada. Presidió el IX Congreso de Español-Esperanto celebrado en Madrid en 1932 y mantuvo una rúbrica periódica en El Socialista.
Durante la Guerra Civil Española, el 11 de noviembre de 1936 y tras la marcha del alcalde de Madrid Pedro Rico a Valencia, reunió a todos los concejales en la Casa de la Villa y allí fue elegido por Alcalde por unanimidad, cargo que ejerció durante los tiempos más duros de la Defensa de Madrid. El día 13, moría su hijo mayor Paco, sargento con el coronel Mangada, en el Puente de los Franceses, junto a la Casa de Campo de Madrid.
El 23 de abril de 1937 dejó la Alcaldía pasando a la Diputación Provincial de Madrid y en octubre dirigió en Barcelona una secretaría auxiliar del PSOE para apoyar a La Agrupación de Refugiados Socialistas (que agrupaba a 4.000 refugiados procedentes de otras zonas de España), para impulsar la edición de El Socialista, que tendría una edición propia en Barcelona, y para promover la afiliación directa al PSOE frente a la integración en el PSUC. Estas tareas las impulsaba un núcleo de dirigentes que rehuían la integración con el PSUC y estaban cerca del Grup Cultural Pablo Iglesias.
Su posición moderada dentro del socialismo le llevó a una situación incómoda y en 1938 el ministro de la Gobernación le apartó de su puesto y pasó a ser comisario del PSOE en el IX Cuerpo de Ejército en el Frente de Andalucía, bajo el mando del coronel de Ingenieros y compañero socialista Francisco Menoyo Baños; el Cuartel General estaba en Úbeda y el frente cubría desde el río Guadalmellato hasta el mar. Cayetano estuvo en su puesto hasta el fin de la guerra y aunque en los últimos meses tuvo la oportunidad de salir de España ayudado por su hijo José, jefe de la 1ª Escuadrilla de I-16, aviones conocidos popularmente como “moscas”, no quiso abandonar a los suyos.
El 28 de marzo de 1939 desde la radio de Jaén, junto con Francisco Menoyo recomendaron calma a los combatientes y población civil; fue detenido el día siguiente en el despacho del Cuartel General, pasando por las cárceles de Baza (Granada), Jaén y Madrid (Torrijos). En los 14 meses en que estuvo encarcelado no dejó de leer y estudiar; perfeccionaba su inglés, mientras enseñaba a leer a otros presos. Su mujer también fue encarcelada lo que dejó a su hija Julia, de trece años, sin custodia.
Acusado y condenado por "auxilio a la rebelión" fue depurado profesionalmente, condenado a muerte y fusilado el 21 de mayo de 1940 en las tapias del Cementerio del Este (hoy de la Almudena). Andrés Saborit cuenta que “pudo morir tranquilo gritando a pecho lleno: ¡Viva el Socialismo!, porque no tenía culpas que pagar”. No se comunicó la muerte ni a su mujer ni a su hija que se enteraron posteriormente y de forma humillante, siendo su madre insultada por la direcotra de la prisión de Ventas, cuando le comunicó su fusilamiento.
Enterrado en una fosa común, mas tarde sus restos fueron trasladados y enterrados con los de José Gómez Osorio, el último Gobernador Civil republicano de Madrid, fusilado meses antes, gracias a la preocupación de la familia de este último. Su tumba se encuentra junto al lugar elegido en recuerdo de "Las Trece Rosas".
A pesar de su depuración profesional, que le eliminó del Registro Oficial de Periodistas (ROP), hurtando a su familia las ayudas del Montepío, el paso del tiempo permitió que en mayo de 1942 la Junta Directiva de la Asociación de la Prensa analizara la situación de Dª Asunción Martín, viuda de Cayetano, “teniendo en cuenta que dicha señora sobre carecer en absoluto de recursos de ninguna clase, tiene a su cargo dos hijos menores de edad (sic), se estudió el caso prevaleciendo el criterio de equipararlo al de los semejantes que se presentan por el Estado y el Municipio en donde se reconocen y respetan los derechos pasivos de las viudas e hijos de los ejecutados o condenados o a penas aflictivas en los consejos de guerra celebrados por delitos contrarios al Glorioso Movimiento Nacional“ y acuerda conceder una pensión de viudedad de 1.800pta anuales.
Su persona fue olvidada por el Ayuntamiento de Madrid durante mucho tiempo, pero desde 2006 en el barrio de Sanchinarro una calle lleva su nombre.

Fotos I, Fotos II

domingo, 29 de junio de 2008

MARTINA BARROSO GARCÍA (05-08-1939)


Martina nace el 30 de enero de 1917 en Gilbuena (Ávila), siendo la cuarta de 5 hermanos. Sus padres, Salustiano Barroso Díaz y su madre Mª Antonia García Gómez tuvieron 5 hijos (Marcos, Luis, Mª Mercedes, Martina y Domitila). Al poco tiempo de nacer la pequeña, deciden buscar un futuro mejor para sus hijos y se trasladan a Madrid, en el distrito de Chamartín de la Rosa, en la calle ya desaparecida, Calderón de la Barca, número 1.  Su padre Salustiano había sido jornalero en Gilbuena y tenía en su casa de Madrid un pequeño huerto y algunas cabras. Sus hijos,  Marcos y  Luis trabajarían de tintoreros en la Calle Ávila en Estrecho en un negocio familiar.
La tranquilidad familiar se trunca con el golpe de Estado de 1936, Luis se alistó de miliciano en la Calle  Francos Rodríguez en el distrito de Tetuán en la 33 Brigada Mixta, 2º Batallón, donde llegaría a ser nombrado teniente. Desapareció después del frente del Ebro, ya en  Cataluña, en diciembre de 1938. Tenía 28 años. Martina Barroso se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas el 1 de enero de 1937. Durante el periodo de guerra ella ayudó en uno de los talleres de la juventud a confeccionar uniformes de abrigo para los milicianos en el frente hasta finales de 1938 (curiosamente cuando se da por desaparecido a su hermano), posteriormente presta sus servicios en un comedor social de su distrito donde sirven comidas de ayuda a los niños huérfanos de guerra hasta el día 28 de marzo de 1939 cuando se clausura el comedor social.
Cuando sucedió el Golpe de Casado, muchos de los integrantes de las JSU son detenidos, entre ellos Martina pero fue puesta inmediatamente en libertad. El jueves 11 de mayo su amiga Ana López Gallego y ella, se encuentran a Julián Muñoz Tárraga que era el secretario de organización de las JSU de Chamartín de la Rosa y que seguía instrucciones del Comité Provincial del Partido. Según la declaración de Martina el dos de Junio ante el juez militar número 8, Martina dice: “ Nos comentó que la JSU estaba trabajando en la clandestinidad y nos pidió que nos incorporáramos, que había que organizarse en grupos para socorrer a compañeros mutilados, a los que estaban en la cárcel y a los que permanecían escondidos” y que contaban con ellas para formar parte de un grupo del barrio  que estaba a cargo de Sergio Ortiz. También les comentó a ambas que había que recoger material de guerra en el Pardo. Ana dijo que no y Martina según su declaración: “que ella solo se encargaba de cuestiones femeninas”. Al día siguiente, el 12 de Mayo por la noche, la policía por error, se mete en la casa de la vecina buscando a  Martina, esta mujer que era una niña entonces, María,  fue  testigo de lo que ocurrió en la casa de al lado, la de mis bisabuelos. La hermana 
pequeña de Martina, Domi, 18 años, relataba años después los gritos en la casa, que lo registraron todo, que rompieron todo, que no le dejaron ni una foto, ni un recuerdo, nada. Tiempo más tarde, Domi  tendría que pedir la pequeña foto de Martina a un novio que tuvo.​
A Martina la llevan a la Comisaría General de Policía Urbana de Jorge Juan donde permanece hasta el 1  de junio firmando su declaración en comisaría donde dice que: “desde abril de 1938 dejó de frecuentar el sector de la JSU de Chamartín alegando que por estar trabajando, le era imposible ir, limitándose a cotizar” y que “habiéndose encontrado con compañeros de su partido, siempre se negó a participar en la clandestinidad”. Con fecha 2 de Junio en la declaración indagatoria comenta que pretendían que formara parte del Socorro Rojo que consistía en la ayuda de compañeros en la cárcel, mutilados y escondidos.
El caso que no les dio tiempo a organizar grupos, ni reuniones, ni ayudar a nadie porque todos fueron detenidos. En junio ingresa en la cárcel de Ventas en el Departamento de Menores con la ventaja que estaba menos masificada pero el contacto con el resto de las reclusas era mínimo. Su cuñada Encarna que estaba en la misma cárcel se las apaña para ir a verla de vez en cuando pero llega el fatídico día del 3 de agosto donde 13 mujeres y 43 hombres fueron condenados a muerte por Adhesión a la Rebelión. En la noche del 5 de agosto van a buscar a Martina, Ana y Victoria al departamento de menores porque las van a fusilar. Las llevan a capilla. La mayoría de ellas están escribiendo cartas para sus familiares pero no todas, según testigos y la propia Encarna, hubo algunas que dijeron al sacerdote que fuera a confesar a los asesinos que las iban a matar inocentes. Era requisito poder confesarse para escribir la carta de despedida. Martina no lo hizo. Prefirió pasar las últimas horas en compañía de su cuñada que no dejaba de llorar. Según la versión de Encarna, años más tarde, diría que Martina estaba tranquila y que era esta quien le animaba a seguir adelante, que cuidara de sus padres porque iban a sufrir mucho y en ese momento le hace entrega de unas zapatillas que tejió en la cárcel parra su sobrina Lolita que cumpliría dos años el 20 de agosto de 1939. 
Las zapatillas impactan, primero porque son para una niña pequeña, llena de colorido, de mariposas, en su cordón entrelazado se ocultan los colores de la bandera republicana que uno se va dando cuenta según va girando el cordón. Utilizó el azul en lugar del morado, imagino que para que pasara desapercibido pero uno se da cuenta de la intención. Mi madre guardó las zapatillas envueltas en un pañuelo metidas en un cajón  y  yo a los 15 años al abrir ese cajón me encontré con esas zapatillas y con toda su historia que nadie me contó antes, no supe de su existencia ni la de su hermano Luis hasta ese día y me propuse como objetivo, colocarles a los dos en el espacio merecido de ese árbol familiar herido y mutilado por una guerra que jamás debió producirse.

Pequeñas alpargatas bordadas en la cárcel de Ventas por Martina Barroso para su sobrina.

"(...) ¿Qué es esto que me das, Martina? - acertó a decir Encarna. - Las he bordado con el hilo que he podido arañar del taller de labor. Son unas zapatillas de esparto con una mariposa bordada. Dáselas a mi sobrina Lolita, que dentro de unos pocos días cumplirá dos años. Son para ella y para la hija que tendrá. Para que caminen por el dilatado mundo que no conoceré. Que vivan la vida que no podré vivir.(...) (...) Estas zapatillas significan "no me olvidéis". Fueron su carta de despedida en la mañana del fusilamiento.Las cosió para mí, para ti. Para la hija que tendrás y para la hija de tu hija. Significan lo que tú quieras que signifiquen. Son tuyas igual que un día me pertenecieron a mí. Yo caminé un tramo de mi vida sobre ellas y tú misma, sin ahora recordarlo, también diste tus primeros pasos sobre ese esparto bordado a mano por una presa.(...) " 

Martina, la rosa número trece. Ángeles López.

HERIBERTO QUIÑONES GONZÁLEZ (02-10-1942)

"Agente de la Komintern responsable de la organización durante la República del Partido Comunista en Mallorca. Al acabar la guerra fue detenido y sometido a torturas por la policia alemana en Valencia, de donde logró escapar y regresar a Madrid, entre 1940 y 1941. Encabezó la reorganización del Partido Comunista en la clandestinidad, reuniendo a cientos de militantes de toda España. Enfrentado a la dirección en el exilio, fue depurado y acusado por los dirigentes comunistas de ser un agente al servicio de Franco. Fue detenido y torturado casi hasta matarlo hasta su fusilamiento el 2 de octubre de 1942, junto a sus compañeros Luis Sendín y Ángel Cardín."
(Fuente "Heriberto Quiñones y el movimiento comunista en España (1931-1942)" David Ginard i Féron)


Heriberto Quiñones, segundo por la izquierda vestido con traje, junto a un grupo de soldados republicanos mallorquines en Barcelona hacía 1937.
(Foto del libro "Heriberto Quiñones y el movimiento comunista en España. 1931-1942" de David Ginard i Féron)

PEDRO SÁNCHEZ VÁZQUEZ (03-07-1941)

De 27 años, natural y vecino de Madrid, de profesión carpintero, hijo de Modesto y Desideria.

Eugenio Mesón GómezFederico Manzano CobantesGodofredo Labarga CarballoEladio López Poveda, Carlos Toro Gallego, Pedro Sánchez VázquezJosé Suarez MonteroGuillermo Ascanio MorenoFernando Barahona PérezRaimundo Calvo MorenoDomingo Girón GarcíaGermán Paredes García, Pedro Sánchez Vázquez, Antolín Pérez Barahona y Manuel Bares Liébana fueron condenados a muerte en el sumario 52012 por un delito de Adhesión a la Rebelión.

JERÓNIMO MISA ALMAZÁN (27-04-1940)



"Jerónimo, nació el 17 de noviembre de 1914. Pertenecía a la CNT y trabajó en la Casa del Pueblo. Estuvo casado con Carmen una malagueña, no sé si tuvo hijos, estuvo cinco años en prisión de los 30 que tenía que cumplir hasta que lo fusilaron, tengo una carta fechada el 27/04/40 que no sabia hasta ahora que era del mismo dia que lo fusilaron."
(Rosario Cáceres Misa, sobrina)

Sus últimas letras fueron estas:

"27-04-40

Queridisimos e inolvidables madre y hermanos:

Por fin la vida, que me fue cruel y dura señala la hora en que he de dejarla ¿para qué la quiero? ya sabes los escollos que encontré y para seguir así prefiero dejarla, y el destino que ve mi deseo quiere satisfacerme y esta madrugada acordándome de todos vosotros moriré queriéndoos mucho, dejaré la vida esta perra y asquerosa para buscar en la eternidad el descanso de mi ajetreado cuerpo. Se va a cumplir la sentencia de unos hombres que han dictado ¿por qué? !Ah eso no lo sé! sólo se que no pensaba como ellos y claro soy enemigo de ellos y por eso muero ¡qué feliz soy mamá! ya ves voy a morir y soy feliz os dejo queridisimos seres y soy feliz claro por que encerrado siempre, no podía ayudaros y esa era mi mayor felicidad, veros atendidos por mi, felices a mi lado, esto no podía ser y ante ellos la mayor felicidad es esta, abandonar este mundo desigual en que la impotencia se suple con los métodos de represión. Papá piensa que el que podía ayudarte murió, quiere a mamá recordándome a mi, cuida de mis hermanos para que se hagan hombres y mujeres dignos que la miseria no vaya a asomar a sus hogares porque no supiste darles oficios. Hermanos queridisimos, ya sabéis como os quise, recordar siempre que mamá es antes que nada en el mundo, buscad su felicidad y luego la vuestra, y ya no quiero hacer más largo vuestro pensamiento por que sé que es alargar vuestro sufrimiento.

A Carmela (su esposa) dadle abrazos y que me olvide siendo feliz ya que no pudo serlo conmigo.Y nada más, os abraza enviando el corazón, vuestro JERONIMO (TITI)"


En la página 262 de "Del golpe militar a la guerra civil. Sevilla 1936", de J. Ortiz Villalba, en RD Editores, 2006, dice el autor del abogado sevillano Manuel Blasco Garzón : "Durante los años treinta se había destacado como eficaz defensor de Saturnino Barneto, Jerónimo Misa y otros dirigentes y militantes del P.C.E. y la C.N.T. ante los tribunales".


La Gaceta de Madrid, diario oficial de la República, en su nº47, publicado el 16-II-36, recoge en su página 1395 el "Decreto conmutando por la de treinta años de reclusión mayor la pena de muerte impuesta a Jerónimo Misa Almazán" que le impuso la Audiencia territorial de Sevilla.



Título de la unidad: "Recurso nº 1TER/1935 de Jerónimo Misa Almazán contra la sentencia pronunciada por la Audiencia Provincial de Sevilla sobre asesinato." Archivo: Archivo Histórico Nacional Signatura: FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS,131,EXP.1TER

ÁNGEL MONTERO ÁLVAREZ (05-09-1939)


El abuelo Ángel tenía 41 años en 1936. Natural de Pozuelo de Alarcón se trasladó a vivir al pueblo cercano de Majadahonda. Se casó con Clotilde y tuvieron seis hijos, el mayor 15 años, el pequeño 2 y entre medias Mari Luz, mi madre, de 12 años y Carmen de 10, todos por aquellas fechas.

Gracias a los testimonios de mi madre y tía, y la memoria prodigiosa de Fidencio (vecino del pueblo, de la misma edad, y tristemente fallecido, pudimos reconstruir retazos de la vida del abuelo.

Ángel, afiliado al PSOE y UGT, y más conocido como “Cabezota” al principio y como casi la totalidad de los hombres de Majadahonda, era jornalero…. y eso implicaba someterse en la plaza del pueblo a los caprichos de los caciques en la contratación de las tareas: tú sí, tú no…eres rojo, comunista y un largo etc., o … toma esta papeleta de voto junto a unas monedas para que votes a los nuestros.

Poco tardó Ángel en convertirse en albañil y trabajar por su cuenta. En la obra y a la hora de la comida le gustaba leer “El Socialista” periódico que no escondía cuando venía el propietario a ver el desarrollo de las obras.

Dice mi madre que vivían bien, sin lujos, que su padre era muy trabajador y que solo le conocieron una debilidad: los toros. Y así llegada la feria de San Isidro se ponía un traje, pedía un taxi y, con un puro en las manos, marchaba a ver una corrida a las Ventas. El decía que, con ese gesto, demostraba que se podía llevar una vida digna al margen de los jornales de miseria que pagaban los caciques.

Junto a sus camaradas y bajo la legalidad republicana formó parte del Comité del Pueblo de Majadahonda cuando el golpe militar fascista del 18 de julio impidiendo la toma del pueblo por los sublevados.

Debido a su edad prestó servicio en el frente de Madrid como enlace y con su bicicleta llevaba órdenes de la retaguardia a la línea de combate, sufriendo algún que otro apuro.
En fechas próximas a la navidad de 1936, Majadahonda fue bombardeada por la Legión Cóndor a la hora de la comida: abandonaron como pudieron el pueblo, dejando a medio comer el cocido en la mesa. Mi madre recuerda que pudieron salir de milagro. El pequeño, Ángel, de dos años fue sacado a la carrera por un combatiente ruso. No regresaron, al menos mi madre y mi tía Carmen a Majadahonda hasta 2008.

Acabada la guerra, apurado por su familia y confiado en la propaganda franquista no se escondió ni exilió.

Fue detenido el 5 de mayo de 1939. Preso en Yeserías, Torrijos y por último en Porlier, fue juzgado en Consejo de Guerra Sumarísimo, condenado a muerte y fusilado el 5 de septiembre de 1939.

La represión franquista se cebó, como en tantos lugares, con Majadahonda. Según hemos podido ir reconstruyendo desde el colectivo Memoria y Libertad, al menos 12 vecinos fueron fusilados, 11 condenados a muerte y conmutados por 30 años, 3 condenados a penas menores, 1 preso en Valdenoceda (muerto por hambre) y 4 en ignorado paradero.

Muchas veces me he preguntado, como tantos familiares, qué hubiera hablado con mi abuelo si le hubiese conocido…. qué me contaría….

Jesús Manjón Montero (nieto)

“A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero”



Sumario 1121

BLANCA BRISAC VÁZQUEZ (05-08-1939)

Natural de San Sebastian, de 29 años de edad.
La mayor de tres hermanas, hijas de un próspero empresario francés. Casada con Enrique García Mazas, a quien conoció en la banda de música en la que tocaban a pie de pantalla en el cine Alcalá para amenizar las películas mudas. Él tocaba el violín y ella el piano. El matrimonio tenía un hijo, Enrique, de 11 años de edad en 1939. No militaba en ninguna organización política.
Fue una de las jóvenes conocidas como "Las Trece Rosas"
"Querido, muy querido hijo de mi alma,
En estos últimos momentos tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo hijo, no me recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy.
Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de tu papachín. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? Quédate con mi adorada Cuca y sé siempre para ella y mis hermanas un hijo. El día de mañana, vela por ellas cuando sean viejitas. Hazte el deber de velar por ellas cuando seas un hombre. No te digo más. Tu padre y yo vamos a la muerte. No sé si tu padre habrá confesado y comulgado, pues no le veré hasta mi presencia ante el piquete. Yo sí lo he hecho.
Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe después de una infinidad de besos el beso eterno de tu madre.
Blanca."