jueves, 26 de junio de 2008

FEDERICO A. CALABUIG ALONSO (21-02-1942)



MI MEMORIA ES HISTORIA, luego es memoria histórica.
Ese chófer llamado Calabuig en el suelto de prensa de la revista gráfica AHORA el 27 de julio de 1936, se llamaba Federico Agustín Calabuig Alonso, nació en Colmenar de Oreja, era mecánico y carpintero como su padre que era también tonelero, tenía dos hermanas y tres hermanos. El 20 de Julio de 1936 se dirigió con otros muchos a la sierra de Madrid a defender la República de la sublevación militar, conduciendo un coche con otros seis milicianos; en el puerto de Somosierra se encontraron con un núcleo de sublevados que habían formado barricadas cortando la carretera, habían montado una calabuigrecorteprensa  ametralladora y pudieron reconocer entre ellos algunos falangistas y un numeroso grupo de frailes a juzgar por sus hábitos y sotanas, ¡Dios, Patria y Rey! ante la granizada de balas, Federico lanzó el automóvil contra la barricada de los frailes trabucaires, murieron todos los milicianos, sólo él se salvó de la matanza, gravemente herido pudo retroceder sin dejar de disparar su máuser, la familia lo creía muerto hasta que apareció en un Hospital de la Cruz Roja en Valencia.
Tenía 33 años y dos hijos, llegó a ser comandante del Cuerpo de Carabineros. Estuvo en Brihuega en la batalla decalabuigrecorteprensa2 Guadalajara, acampados en el molino de Yela tuvo que matar a su propio caballo para que pudiera comer la tropa que mandaba, castigó ejemplarmente a un comisario político corrupto que se sirvió de su cargo para disminuir las raciones de la tropa, y lucrarse por ello.
Seis años más tarde, el 21 de Febrero de 1942 fusilaron en las tapias del Cementerio del Este a Federico Agustín Calabuig Alonso, comandante del cuerpo de Carabineros en el Ejército Popular por: “adhesión a la rebelión”. Fue un piquete de soldados al mando de un oficial rebelde, ejecutor de la sentencia de muerte que un tribunal militar rebelde le había impuesto en un Consejo de Guerra ilegítimo
Luchó por la República, luchó como un héroe, fue herido en la defensa de Madrid. Los hermanos de Federico, Pepe, Agustín, Andrés, lucharon también en distintos lugares de la guerra, Guadalajara, Brunete, El Ebro, Belchite, Teruel, frente de Madrid...
Después de la traición del Coronel socialista Casado y de los anarquistas como Cipriano Mera, terminada la guerra y cautivo y desarmado el ejército rojo, fueron detenidos por falangistas de su propio pueblo. La guerra había terminado, comenzaba la represión, las comisarías, las cárceles, las palizas de muerte, el hambre, la incertidumbre, la humillación, las familias destrozadas.

LA LEY DE LOS VENCEDORES CONTRA LOS VENCIDOS.
En aquellas fechas, hace ya 69 años, el destino fue la cárcel y la muerte para Federico, la cárcel para Pepe y Agustín y el exilio para Andrés, tres años después moría su hermana Concha y su hijo Paquito de 5 años, de tuberculosis, la siguieron el abuelo Agustín Calabuig , después también cayó la abuela Filo, Filomena Alonso, sólo quedaba Carmen a la que su novio había abandonado para viajar también con esa muerte tantas veces recordada y siempre presente.
Carmen se exilió a Francia en 1951, acogida por su hermano Andrés que en el exilio había luchado en La Resistencia contra los alemanes, se casó con otro exiliado republicano comunista: Demetrio Gutiérrez que hacía poco había regresado del campo nazi de exterminio de Matthaussen, donde había estado encerrado desde noviembre de1939 en que fue hecho prisionero por los nazis trabajando para los franceses en el reforzamiento de la línea Maginot. ¡Desde la lucha en el frente de Madrid en 1936, pasando por Le Perthus en febrero de 1939 formando parte de la guardia personal de Manuel Azaña que en la despedida, al pié del automóvil parado sobre la nieve, les arengó aconsejándoles mantener siempre su orgullo como españoles que habían luchado por una causa justa contra el fascismo. Después Argelés Sur Mer, luego Matthaussen hasta 1945! ASÍ SE ESCRIBIÓ LA HISTORIA.

Esto es una pequeña muestra de cientos de miles de familias españolas, nadie que no sea un mal nacido nos puede negar recuperar públicamente nuestro sufrimiento, nuestra memoria y nuestra dignidad.
No hay revancha, eso ya lo hicieron ellos.
Saludos
Federico Agustín Calabuig

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