La imagen que os adjunto
corresponde a Santiago Domínguez Riaza. Es mi abuelo. Fue el último alcalde
republicano de Aravaca, fusilado por sus ideas políticas en 1941.
En realidad la imagen es copia de una foto de carnet que mi abuela Maria guardó
como un tesoro. Era el único recuerdo que teníamos de él. En los años sesenta mi abuela encargó a un
dibujante que le hiciese un “carboncillo”
a partir de dicha foto, para decir toda la verdad mi abuela nunca estuvo satisfecha del todo con
el resultado, decía que su esposo era
más guapo.
Al terminar la guerra, como
tantos otros, Santiago Domínguez dió crédito a las “conciliadoras” palabras de
Franco y el día 4 de abril de 1939 se presentó de forma voluntaria en el
estadio Chamartín; apenas tres días
después de entrar los golpistas en Madrid.
Le incoaron juicio sumarísimo de
urgencia y el 30 de octubre de 1939 se
dictó sentencia: condena de muerte, exactamente por ser “de
UGT desde 1935, del Partido Socialista desde 1933, pertenecer al ejercito
republicano, ser fundador casa del
Pueblo en 1931, Concejal del ayuntamiento y Alcalde desde 1936 en Aravaca,
donde fueron asesinados 22 vecinos y 72 personas llevadas de fuera, siendo él
responsable de todos estos crímenes”
Lo mataron el 22 de octubre de
1941 en las tapias del cementerio del
Este.
En dicho sumario resultaron
definitivas las denuncias que presentaron el nuevo alcalde franquista del
pueblo y su hijo, que ocupaba el sombrío
cargo de “jefe de Información de
Falange” en Aravaca.
En el año 2014 el Ayuntamiento de
Madrid decidió homenajear a este alcalde franquista otorgando su nombre, Cirilo
Martin Martin, a una glorieta en el barrio de Aravaca. Actualmente estamos
litigando para que el ayuntamiento reconsidere su posición; mas allá de la
historia de mi abuelo, este individuo formó parte de la representación franquista contra muchas
otras personas afines a la República.
La parte buena de esta historia
es que en la reciente investigación que hemos hecho para argumentar nuestra
demanda hemos encontrado en el archivo histórico militar un documento muy emotivo.
Se trata de una carta manuscrita donde mi abuelo relata su
vivencia durante la guerra, explicando al juez sus actos, qué hizo y porqué lo
hizo. Tenía una letra preciosa, un poquito inclinada a la izquierda, la tinta
es azul añil y setenta años más tarde sigue teniendo luz propia. No hay faltas de ortografía y la sintaxis es
correcta. Mi abuelo debió ser un tipo culto. Ahora tenemos un nuevo recuerdo
suyo.
Otra buena noticia es que la asociación Memoria y Libertad nos ha
invitado a subir su historia a esta web; he estado leyendo las biografías de
muchas otras personas que padecieron similares penurias, algunos compartieron con mi abuelo la lúgubre
3ª galería de la cárcel de Porlier, donde habitaban los condenados a muerte. No
puedo dejar de imaginar cómo debieron compartir aquellos años, el miedo, la
incertidumbre; lo que sentirían los
demás presos cada vez que venían a llevarse a algún compañero al paredón. Y, por
encima del dolor, la esperanza y el amor que recogen las cartas de despedida. Todas
esas cartas las sentimos como propias. Ahora
tenemos otro recuerdo suyo.
Santiago Domínguez Riaza. Es un
orgullo llevar tu sangre.
Eduardo Domínguez
1 comentario:
Hola, gracias por compartir la historia de tu abuelo, es triste pero conmovedora... te animo a que escanees la carta y nos ofrezcas un trocito... gracias.
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