Julián Zugazagoitia Mendieta nació en Bilbao el 5 de febrero de 1899. Periodista. Hijo de Fermín Zugazagoitia Aranguren, fundidor en Altos Hornos, que fue presidente de la AS de Bilbao (Vizcaya) y concejal por el distrito de San Francisco en el ayuntamiento de dicha localidad de 1905 a 1909. Julián ingresó en las Juventudes Socialistas de Bilbao en 1914. Trabajaba en la Cooperativa Socialista de la Casa del Pueblo que dirigía su padre y, al fallecer éste, comenzó a trabajar como tenedor de libros y más tarde como contable en una empresa. Por su participación en la huelga general de agosto de 1917 estuvo preso en la cárcel de Larrinaga. En 1920 era presidente de las Juventudes Socialistas de Bilbao y colaboraba en El Liberal y La Lucha de Clases, semanario socialista del que fue director en 1921. En 1923 obtuvo por oposición un empleo en el ayuntamiento de Bilbao y en agosto de ese mismo año fue condenado a tres años, seis meses y once días de destierro por un artículo contra el doctor Revilla de Bilbao publicado en La Lucha de Clases. Cumplió destierro en Madrid y Santoña (Santander). En Madrid ingresó en la AS el 1 de julio de 1924 y trabajó en la redacción de El Socialista invitado por Andrés Saborit. En marzo de 1925 se trasladó a Santoña, donde trabajó en la Compañía Exportadora de Conservas de Pescado y donde fue secretario de la Federación de Fabricantes de Conservas de la UGT. En este pueblo cántabro escribió su trilogía de biografías noveladas y dedicadas a Pablo Iglesias (Una vida heroica, 1925), a Tomás Meabe (Una vida humilde, 1925) y a un apasionado socialista con ciertos rasgos autobiográficos (Una vida anónima, 1927). Además colaboró en El Liberal de Bilbao con la sección “Temas del mar” firmados con su nombre o como «Fermín Mendieta». En enero de 1927 dirigió la revista Cuadernos de Trabajo Socialista (Bilbao) de la que se publicaron cinco números. En torno a 1929, regresó a Bilbao, publicando la que sería también una trilogía, dedicada al mundo de la huelga y la vida socialista: El Botín (1929) “Beni en el Bilbao enriquecido por la primera guerra mundial”; El asalto (1930) “Perezagua en las cuencas mineras vizcaínas” y Trabajos clandestinos (esta última inédita y escrita en la cárcel de Madrid en 1934) “Prieto y su activa participación en los sucesos revolucionarios de Asturias”. Fue elegido concejal del ayuntamiento de Bilbao en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y fue candidato por Vizcaya-provincia y Badajoz en las elecciones generales de 1931, siendo elegido diputado por esta última circunscripción en la segunda vuelta electoral en julio de 1931, formando parte de la Comisión de Marina. En abril de 1932 fue nombrado director interino de El Socialista y confirmado en dicho puesto por el XIII Congreso del PSOE celebrado en octubre de ese mismo año. En 1933 fue candidato del PSOE por Vizcaya-capital en las elecciones generales no saliendo diputado al “sacrificarle” sus propios compañeros socialistas votando a Manuel Azaña para que éste lograra escaño junto a Indalecio Prieto. Por su participación en la revolución de octubre de 1934 estuvo preso en la cárcel Modelo de Madrid. Perteneció al sector de centro del PSOE. Fue elegido diputado por Vizcaya-capital en las elecciones generales de 1936. Comenzada la guerra civil fue vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Madrid desempeñando ese puesto hasta diciembre de 1936 y siguió en la dirección de El Socialista hasta que fue nombrado por Negrín, ministro de Gobernación en mayo de 1937. Cesó en Gobernación en la remodelación ministerial de abril de 1938 ocupándose desde entonces hasta el final de la guerra de la secretaría general del Ministerio de Defensa, formando parte además de la Diputación Permanente de las Cortes desde octubre de 1938. Exiliado en París, donde dirigió la revista Norte y comenzó a colaborar en el diario bonaerense La Vanguardia, publicando sus testimonios sobre la guerra civil que fueron reunidos en 1940 en forma de libro titulado Historia de la guerra de España. Ese mismo año publicó en Norte su libro Madrid. Carranza 20. El 12 de octubre de 1939 escribió a la Embajada de México en Francia preguntando sobre la posibilidad de obtener visado para trasladarse a dicho país. La Embajada le contestó que desde el mes de septiembre anterior, con el inicio de la guerra mundial, se había suspendido el régimen excepcional y las grandes facilidades que acompañaban a las “visas especiales”. El 27 de julio de 1940 fue detenido por la Gestapo en París, permaneciendo unos cuantos días en la cárcel de La Santé donde, interrogado por la policía alemana, manifestó haber sido ministro de la República española y ante las caras de incredulidad de los policías les increpó: “no creo que España tenga que sentirse avergonzada de que yo, un periodista humilde, haya desempeñado una cartera ministerial. Tampoco creo que ustedes, los alemanes, tengan que sorprenderse de que un hombre de mi profesión haya desempeñado cargos de gobierno, cuando ustedes, en su país, tienen en honor estar dirigidos por un antiguo pintor de puertas…”. El 31 de julio fue entregado a la policía española junto con Cruz Salido, Peiró y Companys. Trasladado a España estuvo detenido en la Dirección General de Seguridad y en la cárcel de Porlier. En Consejo de Guerra celebrado el 21 de octubre de 1940 en Madrid fue condenado a pena de muerte junto con Francisco Cruz Salido, Teodomiro Menéndez, Cipriano Rivas-Xerif, Miguel Salvador y Carlos Montilla. Estos cuatro últimos recibieron la conmutación de la pena capital y Francisco Cruz Salido y Julián Zugazagoitia fueron ejecutados junto a las tapias del Cementerio del Este de Madrid el 9 de noviembre de 1940.
La obra narrativa de Zugazagoitia, en la que prima lo testimonial, se circunscribe a tres novelas: Una vida anónima (1927), El botín (1929), y El asalto (1930). En Una vida anónima, el protagonista es un obrero metalúrgico que se difumina en la gran historia de su tiempo, sin contar para nada en el proceso que se va tejiendo a su alrededor. Con esta novela, Zugazagoitia inaugura la corriente de la novela de compromiso que ya contiene, parcialmente, muchos de los elementos de lo que en los años cincuenta se denominará como narrativa social. Es, pues, un pionero dentro de un género que gozó de gran éxito durante más de dos décadas, y que hoy, bajo diferentes formas narrativas, sigue vigente.
Por otra parte, el ilustre vasco aún tiene otra faceta por la cual merece el reconocimiento literario: la de innovador en la técnica de novelar. Acerca de esto dijo el escritor José Díaz Fernández en el periódico El sol (8 -6-1930), aludiendo a la novela El asalto: "El procedimiento empleado por el autor, combinando historia y ficción, es realmente nuevo entre nosotros los españoles, y puede servir para dar un radio más extenso a este tipo de literatura obrerista. La entrada de elementos nuevos en el agotado campo de los asuntos novelescos significará probablemente, un enriquecimiento del género".
Hay que añadir que Julián Zugazagoitia dedicó su vida, desde edad muy temprana, no sólo a la pluma sino también al socialismo. En abril de 1931 fue elegido concejal del ayuntamiento de su ciudad natal, hecho con el que se inicia su vida política pública. Llegó a ser ministro de la Gobernación en el gabinete formado por Negrín el 17 de mayo de 1937, puesto en el cual permaneció hasta abril de 1938. Desde este año hasta el final de la guerra, desempeñaría la Secretaría General de Defensa Nacional.
Tras la ocupación alemana de Francia, Zugazagoitia fue detenido en París por la Gestapo, que lo entregaría a las autoridades franquistas españolas. Más de un año después de terminada la guerra, en noviembre de 1940, era fusilado, tras un juicio sumarísimo, en las tapias del cementerio de la zona este de Madrid.[...]"
No hay comentarios:
Publicar un comentario