martes, 1 de julio de 2008

BENIGNO MANCEBO MARTÍN (27-04-1940)

BENIGNO MANCEBO MARTÍN 

Benigno Mancebo Martín nació un 28 de junio de 1906 en Sanchorreja (Ávila, España). En 1908, cuando contaba con dos años, quedó al cuidado de su abuela paterna, Catalina, ya que sus padres Pedro y Emilia, con la intención de salir de la pobreza, emigran a la Argentina. Se marchan con la convicción de que en poco tiempo reunirían el dinero suficiente para poder ir en búsqueda de Benigno y Catalina.

Las cosas no marchan de acuerdo con sus expectativas y recién en 1923 logran ese objetivo. Benigno arriba a la Argentina y se reúne con sus tres hermanos a los que conocía solo por fotos. Tiene 16 años y escasos estudios. Rápidamente mejora su educación anotándose en un colegio y empleándose luego como tipógrafo en el diario “La Protesta” (el órgano periodístico más importante del anarquismo latinoamericano), donde incrementa sustancialmente sus conocimientos.

Su familia era anarquista, y él abraza pronto las ideas libertarias. Se relaciona con importantes dirigentes como el escritor Diego Abad de Santillán, Emilio López Arango, codirector y redactor de La Protesta, y Villar González, entre otros.

Más adelante comienza a militar en el grupo “Arte y Natura” junto con sus hermanas. Este grupo era muy activo dentro del anarquismo protestista, se dedicaba a organizar numerosas veladas teatrales, musicales y culturales en general. Los hermanos Mancebo participaban de obras teatrales y recitado de poesías de tinte anarquista.

Asimismo Benigno ingresa al grupo de los amantes del libro dirigido por Abad de Santillán y entre 1928 y 1929 es Secretario de la “Guilda de amigos del libro”, sociedad inspirada por el mencionado Santillán. Disfruta de siete años viviendo y compartiendo ideas con su familia, a la que luego de este breve lapso no volverá a ver.

En septiembre de 1930 se produce en Argentina un golpe de estado dirigido por el Gral. José F. Uriburu. Comienza una represión violenta y la persecución de los activistas políticos de izquierda.

La familia Mancebo queda totalmente desmembrada. Las hermanas de Benigno son deportadas a Uruguay.

Su madre, su abuela y su hermano menor de edad son confinados en un asilo por seis meses.

Sus dos cuñados son encarcelados, y luego de un periplo por la cárcel de la isla Martín García recalan en el temible penal de Ushuaia, en la isla de Tierra del Fuego, donde pasarán un año.

Él y su padre son deportados a España, previo paso por la isla de Marchi, la de Martín García, y la cárcel de Ushuaia.

Al llegar a España, es detenido bajo la acusación de desertor y enviado a Valencia a cumplir con el servicio militar.

Un año después, al terminar la conscripción, se encuentra con una España en pleno conflicto social. Decide quedarse y participar.

En estos años conoce a la que sería su compañera y con la que tendría dos hijos.

Ingresa a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y a la FAI (Federación Anarquista Ibérica fundada en 1927)

En 1932 fue delegado de las Artes Gráficas de la CNT.

Al mismo tiempo comienza una nutrida actividad periodística. Elabora artículos para el periódico de la CNT del cual será también su administrador. Colabora y escribe reflexiones para varias publicaciones como “Tierra y Libertad”, “Solidaridad Obrera” “Revolución Social, “Rebeldía” y “La voz de las Artes Blancas”. También se desempeña como tipógrafo y editor del periódico madrileño El Libertario. Como resultado de estas actividades pasará por la cárcel en el año 1935.

En 1936 sale en libertad cuando asume el poder el Frente Popular (integrado por socialistas, comunistas y anarquistas).

Durante la guerra civil estuvo involucrado en actividades de importancia e integró la comisión encargada de conservar el patrimonio nacional (su tarea era la de preservar el patrimonio artístico-cultural)

Fue miembro del Comité de Salud Pública de la CNT en Madrid. En la CNT de Castilla formó parte del Comité de Política Social y pro presos, tarea ésta que lo llevó a recorrer las cárceles republicanas.

Fue diputado provincial por Madrid y en febrero de 1939 integró el Comité de Defensa Central de la CNT. También fue Secretario del Consejo de Seguridad del Ministerio de la Gobernación.

Benigno fue, como dicen muchos, uno de los militantes legendarios que se mantuvo en contacto con “La Protesta”, periódico que, desde Argentina y mediante sus publicaciones, jugó un rol decisivo en España en la década del 30.

Al finalizar la guerra, se refugia junto a su familia, en Alicante. Es en su domicilio de esta ciudad donde llega el ejército franquista con el fin de detenerlo. Tratando de salvar su vida, se oculta en el altillo. Sospechando que está en la casa, sus captores le apuntan en la cabeza a su hijita de un año y amenazan con matarla si no se entrega.

Fue encerrado primero en la Casa de Alcalá, centro de torturas y enviado luego a la cárcel de Porlier en Madrid, donde, luego de ser sometido a un Consejo de Guerra sumarísimo, es condenado a muerte. Desde la cárcel enviará varias cartas a su familia de Argentina. A su compañera, quien lo visita siempre que se lo permiten, le escribirá un sentido poema. No fue el único, también era autor de poesías.

Su compañera Teresa comienza una larga lucha no solo por sobrevivir, sino por lograr el indulto de su marido. Desde Argentina, la familia hace gestiones con el fin de pedir clemencia ante Franco. Emilia, su madre llega a enviar una carta a la misma esposa de Franco. Nada tendrá éxito.

El 27 de abril de 1940, a los 33 años, es fusilado en la tapia del Cementerio del Este en Madrid.

Al poco tiempo, muere su hijita de dos años, a causa de una tos convulsa, posiblemente adquirida con motivo de una alimentación deficiente, dadas las durísimas condiciones de posguerra vividas.

Ante esta realidad, la familia de Benigno en Argentina trata de persuadir a su compañera con el fin de que se traslade a ese país. Pero el franquismo impide su salida por ser la compañera de un anarquista fusilado.

Finalmente en el año 1949, luego de gestiones realizadas por la familia ante el gobierno argentino, Teresa logra salir de España. Deja atrás las penurias económicas y la imposibilidad de brindarle una buena educación a su hijo sobreviviente. Ambos se radican definitivamente en la Argentina, donde, ella, con 95 años a la fecha de hoy, septiembre de 2010, aún vive, no así su hijo.

Quien esto relata desea agregar unas palabras personales y muy sentidas:

Tío: sé que es demasiado tarde para ofrecerte este pequeñísimo homenaje. Seguramente mereces mucho más. No te conocí. Nací nueve años luego de tu injusta muerte, mis mayores me contaron algo de ti, no mucho….supongo que para evitarme el dolor de conocer tanto sufrimiento e injusticia. Hoy, cuando ellos ya no están, me surge esta necesidad imperiosa de saber de ti, mucho más de lo que sé.

Quiero contarte tres cosas que no pudiste saber:

-Llevo con orgullo como apodo el nombre de tu hijita fallecida. Tu compañera llegó a la Argentina once días antes de mi nacimiento. Tu hermana, mi madre, decidió ponerme ese nombre en memoria de tu hija.

-¿Sabes?… algo debo llevar de ti en mis genes, pues yo también fui una militante política de izquierda en la difícil época de los 70 en Argentina.

-Me siento enormemente orgullosa de ti, pues te considero un gran luchador que, equivocado o no, dejó su vida, con gran entereza (y lo sé porque leí todas tus cartas enviadas desde la cárcel, celosamente guardadas por mi madre) en pos de una sociedad mejor.

Lelia Fochile Mancebo

leliafo@yahoo.com.ar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonita la historia de tu tío. Da gusto ver que no se olvidan a los compañeros que dieron su vida por la Idea.

Fdo. Un militante de la CNT.